Cuando escribí esta despedida habían pasado quince meses desde que un buen día decidiste que ya no
querías seguir; a lo mejor alguien lo decidió por ti. Te fuiste sin
hacer ruido, como tú eras. Silencioso y tímido. Yo sigo echándote de
menos, aunque el tiempo que ha pasado me permite escribir sin que la
congoja me lo impida. Me permite tener tu foto delante sin que la
añoranza me nuble.
Ya es hora de recuperar tu recuerdo sin que el
egoísmo para no querer sentir la pena de tu ausencia, me haga guardar
tus fotos en un rincón del ordenador para no rememorar tu atenta
vigilancia a todo cuanto hacía.
Me costó volver a escribir sin tu
cuerpo peludo detrás de la pantalla. Me costó volver a tener flores
sobre mi mesa porque no estabas ahí para olerlas.
Y todo esto, ¿a qué viene? Se preguntará quien lo lea, si es que acaso alguien lo hace. ¿Tú no te dedicabas a hacer reseñas?
Cierto,
pero ya no. Hay muchos blogs dedicados a ello y la mayoría lo hace
mejor que yo. Tampoco soy objetiva, porque solo reseño a los que me
gustan, no a todos los que leo. Y como amante del reciclado, en vez de
eliminar el blog, he decidido dejarlo como espacio en el que derramar
ideas, opiniones y cualquier cosa que me impresione.
Mi amigo se
llamaba Freud, tuvo la mala suerte de caer en casa de dos psicoanalistas
y el nombre le vino rodado. Pues bien, Freud. Como ya no estás, y era a
ti a quien contaba todo, ahora lo contaré al blog, pero bajo esta
premisa, era justo empezar por tu recuerdo.

Para saber más sobre mí es mejor ir a mi Web, en ella lo cuento con detalle www.mercedes-gallego.com y no me gusta repetirme.
En esta foto tenía yo tres añitos y ya miraba bien alto, como se puede comprobar. No llegué a tanto como pensaba, pero aquí estoy. El corte de pelo no era por gusto, pero me salieron granos y entre mi madre y el barbero terminaron con ellos: con los granos y mis pelos.
Me hubiese gustado conocer a Freud...y haberlo acariciado...y que me contase al oído los secretos de tus novelas.
ResponderEliminarMe alegra que hayas recuperado la ilusión...y decirte te esperamos autora
Un gran abrazo
Gracias, Isla. Me hubiera gustado tener una barca para pasar los días que siguieron a su muerte en una isla tranquila como la tuya descansando. Ya ves, nunca lo olvidaré, y a veces alguna lágrima duele en el alma al salir, pero algún día volveremos a vernos en ese espacio inexistente que se llama energía.
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