Superado el humo, con mi madre a los pocos meses |
.../... hace 69 años, en casa de mis abuelos paternos, en el pueblo de Alcázar de San Juan, aparecí en este mundo para quedarme una temporada. Cuenta mi madre, que apenas habían transcurrido treinta minutos del día doce de diciembre, cuando sintió unas fuertes patadas que anunciaban mis prisas por salir. Carreras y más carreras, agua caliente, toallas, y la comadrona acompañada por el médico del pueblo, que antes hacía de partero, especialista en todo y amigo seguro.
Cuando todo estaba a punto y mi coronilla asomaba anunciando que el resto del cuerpo no tardaría, ¡zas! se va la luz. Prisas, otra vez carreras, una vela, dos velas, más velas -gritaba la comadrona-. Y en las revueltas buscando la luz (de la vela), una de ellas, que estaba en equilibrio precario, cae sobre la canastilla que debía acoger mi sonrosado cuerpo y, como era de esperar, entre lazos de satén y puntillas de bolillos, sale ardiendo, al mismo tiempo que yo ya iba por la cintura y entre el humo y el resplandor de las llamas, me decidí a sacar el resto del cuerpo, ayudada por mi madre que, ajena al humo reinante, seguía empujando imparable.
Al rape por los granos |
Diciembre es frío en los pueblos de España, pero en La Mancha ejerce con autoridad y cuando abrieron la ventana para que el humo nos dejase respirar, entró sin piedad helando mi cuerpo que hasta ese momento estaba calentito y sumergido en líquido. Dicen los que se acuerdan que mis gritos no eran el llanto del bebé, sino el berrido de un animal al que estuvieran degollando. ¡Qué barbaridaqd! -dijo el galeno- ¡Qué pulmones tiene esta niña! Porque por fin era niña, después de dos chicos, que por cierto, el segundo vistió sus primeros meses de rosa, porque así eran las cosas en aquellos tiempos. El azul para los niños y el rosa para las niñas y como no existían las ecografías, mi madre esperaba su ansiada niña desde que parió al primer varón.
Y este selfie con el aparato regalo de mi hermano pequeño |
Me cuentan que todo fue muy rápido, porque mi abuela, valiéndose de las pinzas de la chimenea, y aprovechando que la casa era una plata baja, agrarró la canastilla en llamas y la lanzó por la ventana, y el humo se fue con ella.
Horas después, sin lazos ni abalorios, porque se habían quemado, me hallaba yo en este mundo para iniciar una aventura que todavía no ha terminado. El año que viene, si llego y creo que sí, a tenor de lo mucho que me falta por hacer, verdadero motivo de la eterna juventud y de la longevidad, salvo que te agarre por el camino alguna de las plagas de nuestro tiempo, pero no lo creo, porque ya tengo mis achaques y he cumplido con estadística de la enfermedad.
Me lo estaba imaginando y no podía dejar de pensar en que tu vida es única desde el primer día. El año que viene te quiero aquí, como un clavo. Claro que tienes que hacer muchas cosas todavía, por ejemplo, escribir novelas y venir a verme!! Te estoy esperando.
ResponderEliminarUn beso
Lo de la novela está en marcha y lo de ir a verte es un proyecto que en cuanto no nieve por tus lares, cumplo.
EliminarOtro beso para ti y cuidado con las brujas, que puedes estar hablando con una en este momenbto, jajajaja.
Siempre original, hasta para nacer. Ya sabes, tendrás que seguir acumulando vivencias, que aquí te esperamos. Besos
ResponderEliminarY si no, me retiro a esa isla, que siempre encontraré calorcito. Gracias por estar ahí.
EliminarMe encanta leerte! Eres alegria en estado puro para los demás.
ResponderEliminarFelicifades!! Y sigue dándonos vida.Eres como un cascabel.
Besos
Gracias por tus palabras, pero es que la vida hay que tomársela así, que si no puede contigo. Te mando un msj la semana que viene por si te apuntas a una cena.
EliminarCómo me ha gustado este relato de tu nacimiento. La realidad siempre supera a la ficción. :)
ResponderEliminarLa verdad es que aparecí haciendo ruido. Además, soy signo de fuego, casi nada.
EliminarQué carácter, querida amiga, naciste dando berridos porque no había otra manera de llamar la atención ya que todo el mundo estaba ocupado en otros menesteres, ¡hasta que te dejaron sin canastilla! ¡Válgame Dios! Por fortuna parece que eso modeló tu manera de ser. No cambies nunca, Mercedes, (A estas alturas sería difícil hacerlo) y espero verte el próximo y el próximo y el siguiente y muchos más igual de enérgica e inteligente. ¡Feliz cumpleaños!
ResponderEliminarUn abrazo cariñoso,
Blanca
Así fue, Blanca. Y así ha sido siempre, luchando por encontrar mi espacio. El día que no tenga metas, no tendrá sentido seguir. Nos veremos muchos años más, porque me queda mucho por hacer. Un beso también para ti.
EliminarEso es llegar con ímpetu y marcando carácter. Si señora. Y además paisana de mi familia paterna, que son de Mota del Cuervo. Un placer conocerte ayer en el evento, aunque con poco tiempo para charlar. Un abrazo
ResponderEliminarHola Mercedes, soy Elena. Voy aprendiendo, un abrazo!!
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