martes, 13 de mayo de 2014

Asturies, que guapina yes

Llegué a Gijón con el corazón encogido como si un puño lo estuviera apretando y no lo dejase latir. El tren corría y yo llevaba el iPad lleno de libros, pero ninguno me servía. Las montañas de la Cordillera Cantábrica que recorren Asturias son las más impresionantes de toda la cordillera, los Picos de Europa que comparte con León, invitan a soñar. Pero a mí, con el corazón en ese estado, cuando los veía pasar me invitaban a volar por uno de sus acantilados, sumergirme en el mar y quedarme en él para no volver a salir. Afortunadamente iba en el tren y las montañas se rieron de mí.
Regresé de Gijón cuatro días más tarde contemplando las mismas montañas y esta vez pensaba que un día vovería acompañada para recrear la vista e impregnarme de su espíritu embrujado. ¿Qué había pasado entre medias? Nada y todo.
La culpa la tienen las personas que allí conocí, las que me acogieron en su casa y sin saberlo, curaron mis heridas. Tengo un recuerdo muy especial para una mujer que se llama Sara. Un pensonaje sencillo y silencioso, pero que cuando habla dice verdades como puños. Es una persona licenciada en la vida, sabía y valiente que pone el dedo en la llaga pero lo retira antes de que la herida sangre.
Las conversaciones y las horas compartidas con ella permitieron que mi torturada cabeza colocase las ideas en un lugar más real, no en los sueños confortables en los que las tenía instaladas, echando al mundo la culpa de todos mis males y sin asumir ninguna.
Tengo mucho camino todavía, la diferencia es que he recuperado unas mínimas fuerzas para recorrerlo. Hay otras razones que me han dado esas fuerza, pero no son para ponerlas en un blog porque pertenecen a un mundo que no se debe compartir, pero era justo decir que existen personas que te ayudan a reconciliarte contigo misma y, por ende, con la vida.
Y también es justo decir que en realidad mi viaje a Gijón era para asistir a la presentación de una novela de María José Moreno, Bajo los tilos. Lo pasé bien, puse cara a perfiles de Facebook, como el de Mayte F. Uceda, que nos invitó a una fabada asturiana que estaba de muerte. Alicia G. García, Mar Fernández Rozada, Isa González Company... Seguro que me dejo a alguien, pero sabrán perdonarlo.
Y hay una persona que merece un apartado para ella sola: Mirella Patiño, un personaje de novela con unas neuronas de lujo. Lo mejor de esta mujer es su sencillez, porque estando muy por encima de la media no se lo cree. Lectora voraz, reseñadora certera, amiga hasta la renuncia de sí misma y persona que serviría de molde para mejorar la especie.
Me queda por decir antes de cerrar la entrada, que hoy, un martes y trece, inicio un camino que puede llevarme lejos de un pasado tortuoso, un presente incierto y un futuro prometedor. Y como siempre, esto tampoco se lo llevará el viento.

5 comentarios:

  1. Los cambios son así, hoy de una manera y mañana de otra, originados por el azar de estar con personas que saben señalarte la ruta a seguir, decir las palabras oportunas y todo adobado de abrazos sinceros y cogedores. No me extraña nada de lo que dices porque yo también lo he vivido en "mis carnes"; pero lo que más me gusta el párrafo final. Ese futuro que se abre, se marca, se anticipa y te aleja de lo que ya no es para poder crear algo nuevo. Un besote y ya sabes donde me tienes ;-)

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  2. Empiezas una nueva etapa, Mercedes, y espero de corazón que el aire de las montañas del norte haya barrido y expulsado para siempre esa mano que oprimía tu corazón. Yo te voy a echar de menos, y mi perrita Lluna seguro que también, la verdad es que nunca la había visto tan entregada con nadie que acabara de conocer. Tienes algo especial que hasta los animales detectan. Un abrazote.

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  3. Lo que seguro tengo es una suerte inmensa de encontrar siempre en el camino personas como tú, como María José y como otras que no cito pero están y son las que me han ayudado siempre a seguir adelante. Gracias de todo corazón.

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  4. Detrás de una mala racha, siempre se esconde un gran triunfo que compensa los malos momentos; y tu amiga mía, aún tienes mucho que aportar a nuestras vidas, a través de tus libros y de propia voz.
    Compartir contigo unas horas de mi vida ha sido todo un privilegio, descubrir la parte sensible y privada de Mercedes ha sido fascinante. Eres una mujer admirada y admirable; y como la experiencia es un grado, tú eres CAPITANA GENERAL@, yo no llego ni a cabo. Te aseguro que conocerte ha marcado un antes y después, porque de cada una de las conversaciones he tomado apuntes.
    En nombre de Sara, agradezco tus palabras, efectivamente, ella es tal y como tú la describes, noble de corazón, palabra y obra, por eso la admiro y respeto cada día que compartimos, rogándole a la vida que me permita envejecer a su lado.
    Ambas mantenemos lo dicho y tienes nuestra casa abierta las 24 h. del día, los 365 días del año, para reír, hablar o simplemente para tomar un té.
    ¡En casa te esperamos!
    Un abrazo con achuchón.

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    1. Ya estoy otra vez "colorá". Os habéis propuesto que me lo crea y como me ponga chula vaís a ver. En fin, Mirella. Gracias por tus palabras y tomo nota de la invitación, pero eso sí. La próxima vez me llevo mi tetera, mi té, mi anis estrellado y vosotras solo ponéis la taza, que esa sí era bonita.
      Un beso y si las ganas de volver pudieran transportarme, ya estaría allí, eso sí, con un buen anorak.

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