Hace ya algunos años que volví a nacer. Ese 18 de junio de 1970, cuando el que llamaban Coche de las viudas se empeñó en atravesarse en el principio de la autovía de Tarragona a Salou, delante de la estatua de Rómulo y Remo con su loba incluida, después de girar en la Plaza Imperial Tarraco. Me llevé un buen trastazo, puntos en la cabeza, pelvis rota por cuatro sitios y nervio cubital de mi brazo izquierdo hecho trizas. El resultado fue un verano en la cama y la postura de bendecir en mi mano izquierda hasta que cinco operaciones le devolvieron su funcionalidad.
En aquellos días ya me gustaba escribir y Bogart se convertía en mi sombra, porque leer a Dashiell Hammett, El halcón Maltés era ver su cara en el protagonista.
Creo que fue mi amigo y colega de letras, Josep Capsir el que me comentó que él le ponía cara a sus protagonistas con actores y algo de eso hago yo también, porque para que un personaje sea redondo tienes que verlo. Necesitas llevártelo a la cama y dormir con él, que te cuente su vida, sus angustias y sus anhelos y hacerlos tuyos. Samp Spade será siempre Bogart para mí.
Qué poco pensaba yo cuando trataba de volver a caminar, a escribir a máquina y rehacer mi vida cotidiana, que hoy esos personajes que leía serían míos, no los de Hammett.
Candela Luque y Ramona Cano, mis dos criaturas literarias, por más que intento abandonar a la última, los lectores no me lo permiten, porque ella sola y sin ayuda, ha cosechado una suerte de seguidores que no quieren dejarla en el pasado; me llenan de orgullo que, tal vez, alguien convalenciente las lea y se imagine sus caras, porque yo no soy Hammett y nadie se la ha puesto.
Pero volvamos al coche, que es a lo que iba antes de dispersarme. Recuerdo que cuando fui a comprarlo, a plazos, claro, me pedían la firma de mi padre o de mi marido... ¡Qué tiempos aquellos! Mi carácter se ha suavizado con los años, pero entonces era guerrera, peleona e imponía mi razón a gritos, acompañados de algún descalificativo. No sé los que empleé, pero salí de la tienda con mis letras firmadas y el flamante Gordini blanco que quedó para el arrastre tras el accidente. Todavía lo recuerdo, el primero fue un 600 que me había regalado mi recordado hermano Luis. Con él recorrí media España hasta que se fundió, el pobre.
Ahora apenas grito, con los años he aprendido que el volumen no da la razón, sino los argumentos y me he llenado de ellos.
Pasadlo bien, sed felices y aprovechad el tiempo, que es la mejor manera de serlo.
Creo que fue mi amigo y colega de letras, Josep Capsir el que me comentó que él le ponía cara a sus protagonistas con actores y algo de eso hago yo también, porque para que un personaje sea redondo tienes que verlo. Necesitas llevártelo a la cama y dormir con él, que te cuente su vida, sus angustias y sus anhelos y hacerlos tuyos. Samp Spade será siempre Bogart para mí.
Qué poco pensaba yo cuando trataba de volver a caminar, a escribir a máquina y rehacer mi vida cotidiana, que hoy esos personajes que leía serían míos, no los de Hammett.
Candela Luque y Ramona Cano, mis dos criaturas literarias, por más que intento abandonar a la última, los lectores no me lo permiten, porque ella sola y sin ayuda, ha cosechado una suerte de seguidores que no quieren dejarla en el pasado; me llenan de orgullo que, tal vez, alguien convalenciente las lea y se imagine sus caras, porque yo no soy Hammett y nadie se la ha puesto.
Pero volvamos al coche, que es a lo que iba antes de dispersarme. Recuerdo que cuando fui a comprarlo, a plazos, claro, me pedían la firma de mi padre o de mi marido... ¡Qué tiempos aquellos! Mi carácter se ha suavizado con los años, pero entonces era guerrera, peleona e imponía mi razón a gritos, acompañados de algún descalificativo. No sé los que empleé, pero salí de la tienda con mis letras firmadas y el flamante Gordini blanco que quedó para el arrastre tras el accidente. Todavía lo recuerdo, el primero fue un 600 que me había regalado mi recordado hermano Luis. Con él recorrí media España hasta que se fundió, el pobre.
Ahora apenas grito, con los años he aprendido que el volumen no da la razón, sino los argumentos y me he llenado de ellos.
Pasadlo bien, sed felices y aprovechad el tiempo, que es la mejor manera de serlo.
Me encanta conocer anécdotas de tu vida que me acercan a la auténtica Mercedes Gallego, una mujer por fuera de su época que se comió en mundo y aún está dispuesta a hacerlo. Un lujo y un placer contar con tu amistad. Besos
ResponderEliminarGracias, amiga. El lujo es contar contigo, aunque ahora doy bocados más pequeños por si se me atraganta.
EliminarMi primero también fue un 600 regalado y me maravilla eso de contar con los mejores argumentos, que nunca nos falten. Ah, yo tampoco voy a dejarte que los abandones... Un beso.
ResponderEliminarOtra María José que tengo la suerte de tener en mi vida. Tranquila, que mi agente me está metiendo prisa, por eso pululo menos y pronto tendremos a Candela en una nueva aventura, a Ramona en su salsa y a un maltratador que anda por ahí haciendo de las suyas. ¿Comprendes por qué estoy menos por Facebook?
EliminarQué sabroso es leerte, Mercedes. No sabía que tenías un agente que te metía prisa, creo que es cuando mejor se trabaja, al menos, yo lo hago mejor bajo presión, así que espero que tu próxima aventura con Ramona Cano sea tan buena como las anteriores!
ResponderEliminarQué alegría verte por aquí, Blanca. Tienes razón, se escribe mejor bajo presión. Ya ves, cuando comencé a escribir buscaba agente y ahora que no lo busco lo encontré, pero es una buena amiga, no alguien que va a la caza. Lo que pasa es que en este mundo conoces a las personas cuando las necesitas, al menos a mí me sucede.
EliminarMe ha gustado tu narración de un accidente que sigues recordando.
ResponderEliminarLa foto, junto con Bogart, me encanta.
Sobre la firma y los tiempos en los que las mujeres no podíamos hacer nada sin los hombres, no te creas que hace tanto y queda mucho por hacer: Esta semana en un notario, de profesión "ama de casa", el ayudante se disculpa, es lo que sale, por defecto,; a todas las mujeres pero se lo cambio ahora mismo...
En cuanto a Ramona, no quiero que desaparezca de tu vida, de nuestras vidas. Presentale a Candela. Igual se hacen amigas.
Lo primero es darte las gracias por tu persistencia. A veces a mí también me pasan estas cosas, misterios de los blogs.
EliminarEn cuanto al accidente, es difícil olvidarlo, porque mi mano izquierda no ha vuelto a ser la misma desde entonces.
Hemos avanzado, sí, pero es cierto que tenemos mucho camino que recorrer todavía. Mis personajes me ayudan a recordarlo, no los abandono. Y Ramona, terca ella, sigue adelante.
los mejores momentos para escribir algo bueno es cuando uno no esta del todo bien
ResponderEliminarMe ha encantado tu espacio
Estoy de vacaciones y no había visto tu comentario. Bienvenido a este espacio en el que voy recordando y comprtiendo algunas expeirencias vividas.
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