A
menos de un mes para mi cumpleaños aparezco de nuevo por aquí para
contar mis andanzas. La primera y más ilusionante es la publicación de
mi última novela Las mujeres que no salen en los libros. La
última, sí, porque no tengo intención de seguir escribiendo novelas. Es
un duro trabajo que en este momento no me atrae, prefiero dedicar mi
tiempo a escribir mis memorias y a estudiar en profundidad el género
negro. Ninguna de las dos actividades serán para publicar, de hecho, las
escribo en una libreta y abandono el teclado que cambio por mi pluma de
toda la vida. Y si me canso, siempre me quedarán mis sellos, que están
muy abandonados.
Y
en medio de estos planes salta a la palestra la palabra cáncer. Yo que
presumía de haber sobrevivido a su amenaza, llega una revisión rutinaria
y aparecen nódulos en el pulmón, uno de ellos cancerígeno. Parece ser
que, al no tener mestástasis, de esta no me muero, pero es un aviso. De
momento, a falta de más pruebas, operación a la vista. ¡Menuda gracia! y
decir adiós al único vicio que me quedaba: fumar. En fin, primero me
dejó el alcohol y me convertí en abstemia sin demasiado esfuerzo, pero
el tabaco es otra cosa, llevo con él desde los 12 años, que suponen la
friolera de 62 años con él. De momento, de unos veinticinco cigarrillos
al día he pasado a seis o siete. Después de la operación lo dejaré del
todo.
Por
lo demás, felicidad absoluta, aunque debo decir que mi familia está más
preocupada que yo por este "accidente". De momento no me pienso morir,
tengo cosas que hacer y mi convenio con la vida es hasta los 80 años,
todavía me quedan algunos. Unos años para disfrutar de este paraíso que,
por fortuna, es una de las zonas menos contaminadas de España. Candela
está entusiasmada con la terrraza, desde la que vigila a los gatos que
pasean por la calle y algún que otro perro despistado.
Otra
renuncia en estos días ha sido decir adiós a parte de mi colección de
novela policiaca. Me he quedado solo con las autoras y los 'chicos' se
han ido a la biblioteca de El Rincón de la Victoria, que ha enviado a
dos jóvenes a por ellos. Yo los tenía en cajas y en un momento han
desaparecido llevándose un trocito de mi pasado. Esta casa es pequeña, a
mi medida, pero insuficiente para tanto libro. La aparición del formato
digital ha hecho menos dura esta donación porque muchos los tengo
metidos en el iPad, por si algún día quiero releerlos.
Ya
no tengo más novedades que contar por el momento. Os pondré al día
cuando salga de esta. Un reto más cuando pensaba que ya los tenía todos
superados, porque dejar Barcelona hace ya seis años, se llevó parte de
mi vida. Sin embargo Madrid y sus gentes me devolvieron la ilusión y mi
último cambio ha supuesto un volver a empezar que jamás pensé sería tan
literal, porque es así: volver a empezar es lo que me espera.
Gracias por vuestra visita.