sábado, 15 de junio de 2019

De Madrid al Sur

Última comida Pasar Página
Casi un año sin aparecer por aquí, un año intenso en el que he recorrido toda la gama de sentimientos de la que soy capaz. Madrid me gusta, sus gentes me han acogido y es una ciudad grandiosa: ahora viene el pero. Demasiado grande para la década quevivo en la que se corre el peligro de que la libertad se convierta en soledad. No porque no tengas personas, que en mi caso no me puedo quejar, es por la distancia, la vida enloquecida para ir de un sitio a otro, el exceso de personas en los eventos... Empezó a rondarme una especie de letargo que me impede escribir, centrarme y crear algo que me apasionase, pero nada despertaba mi interés como para dejar de sentirme adormecida.
De repente, porque es como siempre hago las cosas tras un tiempo de malestar indeterminado, tomé la decisión: me voy a Málaga. No es solo porque allí tenga familia, aquí también y todos son importantes para mí, pero Madrid aleja mucho cuando pasan los años.
Luz al final de túnel

Como si un coche eléctrico descargado encontrase un enchufe, así me sentí cuando por fin conocí mi nueva casa. Es pequeña y blanca y desde la ventana se ve el mar. Estoy segura de que a Candela le gusta. Mi batería está al cien por cien, ahora me despierto de amanecida recolocando mentalmente cosas del pasado, que traicioneramente vuelve para sembrar las dudas que no tenías. Menos mal que tengo la suerte de tener una especie de guardián protector que me insufla fuerza cuando pensaba que ya no tenía y ahora, no me como el mundo, porque no me apetece, pero me desayuno el mío. Ese en el que poner la funda del alma lo más confortable posible, para que nada perturbe su expansión.
Nuevo rincón de trabajo

Me queda también tiempo para la nostalgia; en estos cinco años unas cuantas mujeres se quedan un pedazo mío, cuando ya había perdido la fe en la amistad. Añoraré la Feria del Libro, ir a alguna presentación y la cerveza posterior; encontrarme con colegas que acuden apoyados por la magia de la capital. Todo eso quedará atrás, pero a cambio tendré paseos a la orilla del mar, un espacio de trabajo que mira al horizonte azul en vez de al balcón de enfrente o el platanero descarado que entra por mi ventana, que siempre he tenido la sensación de que se encontraba incómodo entre los coches.

Ya se han cumplido tres meses desde que vivo aquí y no me he arrepentido ni un solo momento. Tal vez sean los años o la ilusión de que este sea mi último traslado; tal vez la decisión tomada hace unos días de no escribir más novelas y dedicar mi tiempo a la investigación del género negro, policiaco, criminal... Es cuestión de gustos porque no se ponen de acuerdo.
He cambiado mi horizonte
No puedo explicar el motivo de mi decisión porque atraería más enemigos a mi historia y ya tengo bastantes. Solo diré que la desilusión de promesas no cumpidas, la decepción de profesionales que no han respondido a las expectativas, la pereza para promocionar mis novelas, el hartazgo de las redes sociales y su hipocresía solidaria... Todo y la búsqueda de mi tranquilidad me llevan a dejar de escribir novelas. Como dice Machado: "Nunca perseguí la gloria..." pero sí mejorar mi economía y, puesto que no lo he conseguido, me he cansado de trabajar gratis. Sí, amigos. Escribir novelas es un trabajo duro: la documentación, la constancia del día a día escribiendo y renunciar a muchas cosas, entre ellas leer lo que me apetece en vez de lo que necesito... En fin, que mis colegas de letras sabrán de lo que hablo.

El pelo se fue
Tú sabrás...
Lo que ahora llena mi tiempo no tengo intención de publicarlo. Tanto es así que ni siquiera lo escribo en el ordenador, sino en una libreta amarilla de esas con espiral que una vez me hice cuando mi hermana Reyes tenía su emprsa y llevaba años esperando destino (la libreta, no mi hermana). La escribo con rotuladores de colores para diferenciar temas; incluyo recortes pegados, reseñas de libros solo para mí, conclusiones que no son para nadie. Todo eso que llena sin esperar nada a cambio, solo aprender, indagar en la literatura sin más finalidad que disfrutar haciéndolo. Abandono consciente de que "El tiempo que me queda libre lo dedico a mi".

No sé si a estas alturas le interesa a alguien lo que cuente en este blog, pero eso tampoco me preocupa a estas alturas. Lo cuento porque me apetece, y si alguien lo lee, pues muchas gracias.

12 comentarios:

  1. Te comprendo y mucho, querida Mercedes. Yo tampoco soy de aglomeraciones, presentaciones, bautizos y reuniones banales. Prefiero tomar un café con un amigo, conversar de cosas que realmente interesan o simplemente leer lo que me apetece o ver en Netflix algunas películas o series porque la TV ya no me interesa. A Facebook entro a dar alguna nueva o a promocionar algún libro aunque no soy de empapelar FB con mis anuncios, y poco visito a los "amigos" no porque sea ingrata sino porque entro y salgo y no me da tiempo de pasear por sus perfiles. Creo que estamos en una época en la que empezamos a poner cada cosa en su lugar y eso bien para mí. Aunque yo sigo escribiendo, pero ahora lo hago sin el atolondramiento de los primeros años. Un abrazo, querida amiga.

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    1. Querida Blanca. Sé que siempre estás ahí y me gustaría mucho si alguna vez vuelves a España, que te dieras un paseo por Málaga. Aquí, como en Madrid, tienes tu casa.

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  2. Leído. Sabes lo que me alegro de tu nueva vida y con el AVE, no hay distancias.
    En cuanto a escribir...Lo que te apetezca en cada momento, aunque la que está ya escrita, que merece ver la luz.

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    1. La verá aunque sea sin corregir. Ahora la está leyendo mi hermana y dice que le gusta más la segunda versión. Ahora a montarme una portada gratis, (la haré yo), pus no pienso invertir ni un euro más en las novelas. Luego Amazon la recibirá para hundirse en los millones de libros que acoge.

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  3. Espero que lo que sea que decidas hacer en adelante, te llene. Creo que es lo único que importa.
    Un beso grande.

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    1. De momento me llena; cuando no sea así cambio de registro y a otra cosa.
      Un beso también para ti.

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  4. Dicen que la distancia es el olvido, pero no es cierto y...¡lo sabes! Cuando tengas ganas de volver unos días, sabes donde tienes un cuarto a tu disposición. Me alegra que estes feliz, que hagas lo que quieres, que leas lo que te apetece y que te pongas el mundo por montera. Goza de la libertad, de la familia, del paisaje y «palante». Sabes donde tienes una amiga.

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    1. La distancia es eso, distancia, pero para olvidar hay que proponérselo y no entra en mis planes olvidar tu amistad. Hacía tiempo que no conectaba con alguien como contigo, así que de mi no te salvas por muy lejos que me vaya.

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  5. Dicen que la distancia es el olvido, pero no es cierto y...¡lo sabes! Cuando tengas ganas de volver unos días, sabes donde tienes un cuarto a tu disposición. Me alegra que estes feliz, que hagas lo que quieres, que leas lo que te apetece y que te pongas el mundo por montera. Goza de la libertad, de la familia, del paisaje y «palante». Sabes donde tienes una amiga.

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  6. La distancia no sólo da nostalgia, sino perspectiva, y tal objetividad ;)

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    1. No entiendo muy bien qué quieres decir, pero la perspectiva sí que la da.

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